El lazo simboliza la unión, la felicidad, la energía, la fuerza, la justicia, la fortuna, lo divino.
Aunque la mayoría de los lazos se asocian a las acciones de «atar» y «desatar» y simbolizan la unión, ya sea matrimonial, familiar, amistosa o afectiva, en el budismo, por ejemplo, el llamado «nudo de la fortuna», el que, de forma paralela al«Ouroboros»(serpiente que se traga su propia cola) gira sobre sí mismo, simboliza la sabiduría adquirida a través de la evolución espiritual.
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En la masonería, el símbolo conocido como «vínculo de unión» señala los deberes en la vida; una especie de ascensión espiritual mediada por los deberes humanos, la obligación, siendo por tanto, la representación de la unión de los hombres con el universo.
Además, en Grecia era habitual que las imágenes de los dioses se ataran con una pajarita para que no abandonaran a su pueblo y el lugar; en el Antiguo Egipto, la pajarita o el «Nudo de Isis», la Diosa de la Fertilidad y la Maternidad, hija de Horus, simbolizaba la eternidad. En este sentido, el lazo simbolizaba la unión entre los dioses y los hombres, el cielo y la tierra.
También utilizado en la brujería, el lazo era un elemento primordial de los hechizos en los que las brujas deseaban «atar» a alguien, energía, acciones. En el cristianismo, en cambio, los «nudos» o «arcos» de las prendas representan los tres votos: obediencia, pobreza y castidad.
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