El pelícano es un símbolo del amor paternal, debido a la creencia de que esta ave acuática es extremadamente celosa con sus crías, alimentándolas con su propia sangre y carne. La iconografía cristiana hizo del pelícano un símbolo del sacrificio y la resurrección de Cristo
La asociación entre Cristo y el pelícano proviene también de su herida en el corazón, de la que manan sangre y agua, bebidas que alimentan la vida. El pelícano compone las vestimentas cristianas para simbolizar la autoinmolación.
El pelícano es también un símbolo de la naturaleza húmeda, y la humedad, que desaparece con el calor del sol, renace con las lluvias del invierno.