Es el símbolo del hombre salvaje, difícil de dominar por su temperamento. A menudo se confunde con el burro salvaje porque, a diferencia de la mayoría de los équidos, no están domesticados.
Esta figura refleja las características de obstinación y terquedad que hacen que los hombres sean agresivos. Por ello, la figura masculina representa la fuerza bruta, por lo que su símbolo se conoce como el símbolo de Marte, dios de la guerra sangrienta
Se le cita unas cuantas veces en las Sagradas Escrituras:
«Será como un asno salvaje;
su mano estará contra todos,
y la mano de todos contra él,
y vivirá en la hostilidad
contra todos sus hermanos».» (Génesis 16:12)
El asno, por su parte, ha sido una bestia de carga desde muchos años antes de Cristo. Aparte del hecho de que es testarudo, el burro es una referencia a la fertilidad, la lujuria, la humildad y la paciencia
Este animal era el símbolo de Dionisio -el dios griego del vino-, así como del dios egipcio Ra y del propio Jesucristo.