La piedra en bruto es un símbolo masónico que representa la imperfección, mientras que lo que está acabado y presenta detalles, está representado por un bloque tallado. En este sentido, los aprendices en la masonería son como piedras brutas -imperfectas espiritualmente-; cuanto más talladas estén estas piedras, más graduados estarán los masones en la sociedad secreta, siendo ese su objetivo.
Por otra parte, en otro aspecto, la piedra bruta representa la libertad y es una referencia de la obra divina. En oposición, la piedra trabajada, o tallada, representa la servidumbre, así como la interferencia humana.
Así, según el mito de Prometeo -el creador de la especie humana- la piedra bruta viene del cielo, porque es una obra divina, mientras que la piedra tallada, desde el momento en que sufre la intervención del hombre, pierde su característica divina.
También en la Sagrada Escritura, la piedra bruta tiene este significado:
«Si me haces un altar de piedras, no lo hagas con piedras talladas, pues el uso de herramientas lo profanaría.» (Éxodo 20:25)
Aunque la piedra tallada pierde su valor, si este trabajo es realizado por Dios simboliza la iluminación del alma, pero si es tallada por el hombre permanece deshonrada, como un alma oscura e ignorante.
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